Leaders Team como una Asociación profesional para la innovación.

Cuando en 2016 se constituyó el equipo Don Bosco Educa Leaders Team, nos movía una creciente necesidad de crear una red profesional para el cambio en educación. Vivimos tiempos de incertidumbres y los sistemas de calidad en los que muchos centros concertados se embarcaron y que sistematizaron las formas de actuar y la gestión, también sobrecargaron de trabajo a los docentes que fueron sobrellevados de un sinfín de verificaciones, actas, formularios… más orientados al control y el rendimiento de cuentas que al cambio y la innovación.

“Los centros educativos y de formación deben ser considerados como organizaciones, es decir, como entidades dotadas de recursos materiales que persiguen un fin y objetivo común. Que aumente la eficacia y eficiencia de los recursos invertidos” (Zaldívar, 2016 en Botía, A, 2016). Los procesos de innovación llevados a cabo en los últimos años, se han realizado desde una trayectoria vertical. Esto ha llevado a muchas instituciones a un fuerte proceso de departamentalización, jerarquización y especialización.

A partir del trabajo de Peter Senge en su libro “La Quinta disciplina” (1990) se comenzó a comprender el Centro Educativo como “Organización que aprende”. Senge se ha movido en la dinámica de sistemas, lo que nos hace contemplar el centro como un todo. Por ello, es necesario organizarse horizontalmente. Una división por departamentos y actividades no tiene ningún sentido. Se trata de delegar en la propia organización la mejora evitando centralismos y excesivos controles externos.

Necesitamos un enfoque expansivo de líderes y esa es una vocación irrenunciable en una futura asociación que aspira a ser red de profesores por el cambio y la innovación. Conocedores de las dificultades y resistencias que podemos encontrar en nuestros propios centros por diferentes tipos de inhibidores, una red profesional brinda a sus miembros un bastión desde donde poder comunicar, compartir ideas, encontrar cauces de formación e incluso la realización de proyectos inter centros. Porque “es solo cuando los profesores están continuamente aprendiendo y pensando sobre cómo mejorar su práctica cuando pueden colectivamente crear las óptimas condiciones para el aprendizaje de los estudiantes” (Bolívar, 2007: 85).

El viaje del cambio en educación no puede plantearse desde el inexistente conflicto entre pública y concertada. El problema de la educación no está en esa encrucijada. Políticamente interesa utilizar distractores de los auténticos problemas que afligen a nuestro sistema educativo. La falta de consenso político en lo que a educación se refiere es un mal endémico en nuestro país. No son tiempos para el enfrentamiento sino para la colaboración. En ese espíritu, Leaders Team cuenta con profesores de las tres redes de nuestro país (Públicas, Concertadas y Privadas). Por eso, no es suficiente con la descentralización y la necesaria autonomía de los centros. Se hace necesario también la creación de una red fuerte de colaboración que a mi entender debe articularse desde tres focos: Formación, Intercambio de buenas prácticas e Investigación.

No nos cabe duda de que hoy necesitamos de un nuevo enfoque para realizar un auténtico cambio en las escuelas. Un modelo donde los centros, lejos de cooperar entre ellos, son impulsados a competir. Conocemos en nuestros país algunas “dudosas listas de mejores colegios” impulsadas por determinados medios de comunicación, donde no se tienen en cuenta ni el entorno donde se encuentra el centro ni las características de su alumnado. Los mejores centros son los más inclusivos que luchan contra el fracaso escolar y trabajar por el éxito para todos.

Rosenholtz (citado por Fullan y Hargreaves, 2014 p. 142) expresa que las escuelas que realizan un trabajo en colaboración van mejor que las individualistas. Del mismo modo, en aquellos centros donde se colabora con comunidades profesionales fuertes, se realizan cambios de un modo más efectivo que en los débiles. Los maestros que trabajan en culturas profesionales colaborativas, tienden a rendir mejor que aquellos que trabajan solos. Para muchos profesionales, estas afirmaciones son axiomáticas sin necesidad de que ninguna investigación las refrende. Tan solo es necesario el sentido común. Pero, ¿qué tiempo de colaboración puede y debe realizarse en una comunidad profesional? si la colaboración queda en anécdotas, prestar ayuda cuando se requiera o compartir ideas sin examinarlas o extenderlas, la colaboración solo refrendará el status quo, pero realmente no logrará cambiar nada. Entonces, ¿qué se puede compartir? Adaptado de Louis y Kruse, 1995; Bolam, McMahon, Stoll y otros, 2005 (citado por Bolívar, 2008 p. 7):

  • Valores y visión compartidos: conjunto de valores y visiones construidas y compartidas en torno a las metas básicas que deben construir cada escuela, comprometidas y localizadas en el aprendizaje de los alumnos, donde predominan altas expectativas y hay una cultura de mejora.
  • Responsabilidad colectiva por la mejora de la educación ofrecida: comprometidos con el aprendizaje.
  • Focalizada en el aprendizaje de los estudiantes y en el mejor hacer de los profesores: los profesores se implican en aprender de modo continuo mediante la planificación, enseñanza y trabajo en equipo.
  • Colaboración y desprivatización de la práctica: relaciones cooperativas que posibiliten tanto un apoyo muto como un aprendizaje de la organización. Disposición a poner en común lo que cada uno sabe hacer, solicitar ayuda a otros y aceptarla, dentro de unas relaciones profesionales, donde los colegas son fuente de crítica, de conocimiento y de retroalimentación.
  • Aprendizaje profesional a nivel individual y de grupo: Se desarrolla una práctica reflexiva mediante la indagación e investigación sobre la enseñanza y el aprendizaje (observación mutua, autoevaluación, investigación-acción), los datos se analizan y usan para la mejora.
  • Apertura, redes y alianzas entre diferentes colegios o con instituciones para el apoyo mutuo en el aprendizaje.
  • Relaciones desde la confianza mutua donde prima el diálogo y la búsqueda del bien común.
  • Realización de actividades conjuntas (Congresos, jornadas, cursos…).

Para invertir en colaboración previamente hay que hacerlo en relación. La confianza es apriorística. Sin esta inversión previa en relaciones de calidad, la colaboración puede ser artificial, forzada y perjudicial. Esto incluye el aprecio personal. Hablar juntos, planificar juntos, ésta es la clave.

Durante tres años de formación y de haber compartido mucho, pienso que las bases están bien cimentadas, ahora toca preguntarse juntos; ¿qué queremos que siga siendo Leaders Team?

Referencias Bibliográficas:

Bolívar, A. (2000) Centros educativos como organizaciones que aprenden. Promesa y realidades. La Muralla.

Bolívar, A. (2008) Otra alternativa de innovación, las comunidades profesionales de aprendizaje. XIII Congreso de UECOE «Educar: Innovar para la transformación social»-

Botía, A. B. (2016). Investigación sobre liderazgo pedagógico: Comunidad Profesional de Aprendizaje e Identidades profesionales de los directivos escolares. In Democracia y Educación en el siglo XXI. La obra de John Dewey 100 años después: libro de actas del XVI Congreso Nacional y VII Congreso Iberoamericano de Pedagogía [celebrado del] 28 al 30 de junio de 2016, Facultad de Educación, Universidad Complutense de Madrid (pp. 747-748). Sociedad Española de Pedagogía.

Hargreaves, Fullan. (2014) Capital profesional. Morata.

Sengue, P. (1990). La quinta disciplina. Granica.

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