La primera vez que escuché hablar de Aprendizaje Servicio fue en un curso pedagógico en el Seminario Diocesano de Tenerife. La idea me fascinó desde el principio. Tenemos claro el tipo de persona que queremos educar en nuestro colegio. El cómo hacerlo es la tarea en la que nos hemos empeñado siempre.
Alumno de secundaria ayudando a un menor en un Centro de día de Cáritas
A veces, podemos encontrarnos en nuestras casas salesianas personas que con muy buena voluntad, tienen una estructura muy sectorializada de cada uno de nuestros ambientes pastorales. Los salesianos tenemos muy claro, desde hace muchos años que nuestra Pastoral es orgánica. Educamos a toda la persona y en todos los ambientes (Colegio, Centro Juvenil, Parroquia…) Por eso, con los APS encontraba la manera de utilizar el servicio social y el compromiso cristiano dentro del Curriculum. Siempre estaré agradecido a las personas que me mostraron este camino.
Para nosotros, formar buenos cristianos y honrados ciudadanos es primordial y no podemos renunciar a ello. Así que, como el camino se hace andando, comenzamos la primera aventura hace dos cursos, muy tímidamente. Desde la clase de religión y en cuarto de secundaria, cada grupo debía presentar un proyecto y realizar un voluntariado de al menos siete semanas de duración. La experiencia de los chicos fue altamente satisfactoria, así que seguimos adelante con la experiencia.
En este curso, desde el equipo educativo de primero de primaria lanzan un APS a los alumnos de bachillerato. Destinado preferentemente a quiénes tienen vocación docente, se trata que por las tardes, en su tiempo libre, apoyen a algunos chicos con dificultades en lectoescritura. Además de apoyar en fiestas escolares. Denominamos a esta aventura: Proyecto Garelly, en honor a este chico, alumno de Don Bosco.
Grupo de alumnos trabajando en El Hogar de Santa Rita (Puerto de la Cruz)
El próximo curso daremos un paso más, pretendemos extender los APS no solo a cuarto de secundaria sino oficialmente a primero de bachillerato. En dos o tres años estarán presente y sistematizados también en la Formación Profesional. Además, los seminarios que lo deseen, este próximo curso de forma voluntaria, podrán unirse a los proyectos.
¿Qué son los APS?
El aprendizaje servicio es una experiencia pedagógica que funde en una sola actividad un servicio a la comunidad y el aprendizaje. Josep M. Puig Rovira y Josep Palos Rodríguez, profesores de la Universidad de Barcelona lo definirán como una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado, en el que los participantes se forman al trabajar sobre necesidades reales del entorno con el objetivo de mejorarlo. Y formulan también un conjunto de características que, sin ser imprescindibles, mejoran las experiencias.
Lo que sí está claro es que nos servirá tanto para la educación no formal como la educación formal. Por ello, en el aprendizaje formal, los servicios deben estar enmarcados dentro de los contenidos del Curriculum que se enseña. Esta unión, lejos de ser artificial, logra mejorar tanto el servicio como el aprendizaje.
A la hora de programar nuestro APS tuvimos en cuenta tres apartados. Por un lado la necesidad o problema social que se quiere atender. Por otro lo que los alumnos pueden aportar. Por último, el aprendizaje que pretendemos que adquieran.
En nuestro caso y hasta ahora, los alumnos en grupos han elegido el proyecto en el que quieren participar y han presentado una programación donde debían estar recogidos estos tres objetivos.
Los profesores por otro lado, debemos definir bien el valor académico del mismo. Hay que decidir si el APS sirve para subir nota, si es obligatorio, solo recomendado. Hasta ahora, en la asignatura de religión ha sido contenido mínimo necesario e imprescindible en el aprendizaje de esta asignatura. Para cada una puede tener un valor distinto.
Como decía al principio, estoy convencido que la experiencia de estos pocos años ha validado suficientemente los APS en nuestro centro para darle a nuestros alumnos las herramientas necesarias para hacerse a sí mismo y hacer de ellos «Buenos cristianos y honrados ciudadanos».
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