Evaluación en aprendizaje cooperativo

Uno de los temas que más nos preocupan en el aprendizaje cooperativo, es el de su evaluación. ¿Cómo evaluar el trabajo cooperativo de nuestros alumnos? Primero, tenemos que recordar y dejar claro que evaluar no tiene que coincidir con calificación. Sin embargo, veo cada vez más conveniente que en la nota de cada asignatura, un porcentaje sea la evaluación sobre cómo trabajan en cooperativo nuestros alumnos.

Los alumnos que proceden de metodologías deductivas o tradicionales, suelen ser pasivos y tener poca iniciativa. El alumno debe ser el protagonista del aprendizaje. Debe aprender con autonomía, y nuestro papel como profesores es ayudarles a adquirir las competencias necesarias para ser un ciudadano libre, responsable y capaz de desarrollarse. Tenemos que convertir esa tendencia pasiva en clase (de la que somos responsables) en pro-activa. Para ello, les ayudaremos a tener confianza en sí mismos.

Los grupos cooperativos deben ser heterogéneos. Esta es una lección que en La Cuesta hemos aprendido en nuestra propia experiencia. Cuando un alumno explica a otro con más dificultades, el mayor beneficiado es el primero, que refuerza lo que sabe.  Estos grupos heterogéneos deberán aprender que una buena evaluación entre iguales es clave para seguir aprendiendo.

El grupo debe saber que el éxito de uno de sus componentes ayudará a que todos alcancen la meta. En cooperativo o nos hundimos juntos o vencemos juntos. Del rendimiento de un compañero depende todo el grupo. Si no conseguimos esto, tenemos grupos tradicionales pero no cooperativos.

Para la evaluación del aprendizaje cooperativo, siguiendo a Kagan, tenemos tres formas:

a. Evaluación entre iguales.

b. Autoevaluación.

c. Observación del profesor.

Para estos tres tipos de evaluación podemos elaborar una rúbrica. Los alumnos se evaluarán a sí mismo y a sus compañeros.  Las rúbricas puede recoger información sobre cómo ha sido el trabajo en grupo en general y, en particular, el trabajo de los compañeros de grupo. Aspectos cómo sentirse a gusto dentro del equipo, poder recurrir a él con alguna duda, la buena o mala coordinación, confiar en los demás miembros pueden ser aspectos generales del trabajo en grupo. Y, aspectos como el nivel de participación, la propuesta de ideas, la escucha, las aportaciones, etc. pueden ser indicadores para que cada estudiante evalúe a los demás miembros de su equipoIMG_0001

La autonomía de los alumnos se va a ver fortalecida haciéndoles partícipes de su propia evaluación. Él mejor que nadie conoce su propia evolución.

Así, siguiendo a Kagan,  se le puede pedir a cada alumno una reflexión personal sobre:

  • –  Su participación en el grupo.
  • –  Su implicación con los objetivos previstos.
  • –  Aprendizajes logrados.
  • –  Aspectos fuertes de su actuación dentro del grupo.
  • –  Aspectos débiles (o a mejorar) de su actuación dentro del grupo. -…

Por otra parte, el docente durante el trabajo de los equipos ha estado observando (en los momentos de trabajo en el aula) las dinámicas de los distintos grupos y ha podido tomar notas sobre lo que ocurría en cada uno de ellos y cómo progresaban.

Si el aprendizaje cooperativo no tiene un valor en la nota final, los alumnos se centrarán en los contenidos. Las competencias básicas no se desarrollarán y el aprendizaje no dará los frutos deseados.

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